El café esconde muchos atributos y uno de ellos es el tipo de tueste que puedes usar para levantar el sabor y aunque la tendencia va hacia los tuestes más claros, cada café tiene su perfil específico. Así, dependiendo del tipo de preparación y las preferencias del cliente, se puede optar por un tueste claro, con el que prevalecen los atributos propios de la planta, como los aromas florales, afrutados y vegetales, destacando la acidez; un tueste medio, con el que obtendremos notas más dulces, a caramelo, frutos secos y chocolate, con una acidez más equilibrada y poco amargor, o un tueste oscuro, con el que la acidez desaparece, pero prevalece un alto amargor y se desarrollan notas a tostado que a veces pueden resultar excesivas.
Debemos de respetar los aromas propios de cada origen, armonizándolos con los que se desarrollan durante el tueste es el reto de un buen tostador
Durante el tueste los granos de café pasan de color verde o amarillo a marrón o incluso negro. El grano sin tostar es duro y pequeño, pero cuando se calienta se vuelve frágil, aumenta de tamaño y se hace poroso. A través de estos poros salen los aromas propios del fruto que es en definitiva la cereza de café.
Tostar café aflora los cientos de aromas que encierran los granos, esto lo vuelve un delicado proceso del cual se requiere gran maestría.
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